Las
plantas requieren de luz para un desarrollo correcto, sin embargo la sobre
exposición a la luz puede causar daños que son irreversibles, una hoja quemada
no puede revivir pero una hoja que no se ha quemado aún puede desarrollarse
normalmente.
Supuestamente para que la
planta tenga óptimo crecimiento se debe suministrar la luz y el agua: a mayor
luz y más calor más agua, a menor luz y menos calor menos agua o riegos con
intervalos de tiempo entre cada uno más prolongados.
Es diferente una tierra
húmeda a una empapada; la planta sólo
necesita humedad ya que demasiada agua ocasionaría que las raíces se pudran y la planta se
“ahogue”.
Un método tradicional para saber cuándo es necesario regar es con un
palito de sustrato, se introduce el palito en la tierra y si sale seco, es
momento de regar, más si sale manchado de tierra, la planta aún tiene
suficiente agua.